lunes, 28 de enero de 2013

Las minas de Valdeplata

Las minas de plata y cobre de Valdelaplata se ubican en el sector suroriental de la Sierra del Moncayo, en la localidad de Calcena. Algunos estudiosos indican que posiblemente su explotación se iniciara en tiempos de los celtíberos que utilizaron la plata extraída en estos y otros yacimientos dispersos en el Sistema Ibérico para pagar los tributos a los romanos, aunque las fuentes escritas no llegan a hablar de estas explotaciones. Asimismo, parece que entre finales del siglo XVI y principios del siglo XVII, el Ayuntamiento de Calcena entregaba cantidades variables de plata y oro a la Corona, propietaria de todos los yacimientos mineros, en concepto de impuestos, aunque tampoco se han realizado investigaciones documentales que analicen la calidad y la cantidad de lo extraído.
Así las cosas, uno de los primeros testimonios escritos que las nombran es el ya citado Diccionario de Pascual Madoz. Este señala en sus texto, en relación con el Moncayo que en el corazón de este célebre monte de Aragón “debe haber mucho hierro y aún carbón de piedra, pues en la superficie se encuentra piedras de aquel mineral; pero hasta el día nadie se ha atrevido a abrir sus entrañas para encontrar esta riqueza que puede ser muy útil al país”. Mientras que en relación con las minas de Calcena señala que la sierra del Moncayo “es poco susceptible a la labor sino en cortos pedazos: contiene una extensión de bosque de encinas y encierra minerales de varias especies y canteras de pizarras de muchos colores. A lo que añade: desde el año de 1826 se hallan abiertas las minas llamadas de Val de Plata, en las que existen trabajando sobre unos 40 hombres diariamente y de ellas se extrae mineral de azufre, barniz, cobre, plata y plomo”. No se conoce quien o quienes fueron los que iniciaron la explotación de estos filones en la Valdelaplata en estos años tempranos del siglo XIX. 
Sin embargo, se conoce algo más de sus posteriores titulares. En un artículo de 1859, publicado por La Gaceta de los Caminos de Hierro, en su edición de 23 de octubre se traza la historia de la compañía Sociedad Minera Unión y Constancia modelo de empresa en su constante empeño de poner en explotación estos yacimientos de planta y plomo. En este artículo se informa que la Sociedad Minera Unión y Constancia se creó el 1 de julio de 1845 para explotar la mina llamada Mensula situada en el término de Calcena. Estaba participada por ocho vecinos del pueblo de Morés, diez socios de Calatayud a los que se añadieron un número indeterminado de socios que compraron acciones de la sociedad con posterioridad a la fecha de su constitución.
Para la explotación de la mina, la Gaceta informa que además de avanzar en las labores de extracción en su interior; en el exterior se construyeron cuarteles para los mineros, una casa como sede de la Compañía y vivienda del director, administrador, capataces y operarios; edificios para talleres, lavaderos, almacenes, caballerizas, laboratorio, y una capilla. Además da cuenta de como la compañía arregló la carretera por la que se transportaba el mineral hasta la fundición (imagen superior) que se localizaba aguas abajo del curso del río Valdelaplata cerca de su confluencia con el río Isuela. Todas estas instalaciones se completaban con la existencia de dos malacates, uno compuesto por doce mulas para la extracción de las aguas y el otro, construido en el año 1855, para el servicio del pozo principal movido en esta ocasión por 13 bueyes para extraer tanto las aguas de este pozo como para mover las zafras hasta el cuarto piso, la mayor profundidad de la mina. Estas construcciones y obras se completaron con la construcción de dos muros de contención de las aguas de dos arroyos que cruzaban la mina y la explanación del terreno circundante para favorecer los movimientos de los materiales. En el año 1856 se perforaron dos nuevos pozos y en 1859 las mulas y los bueyes de los malacates fueron sustituidos por una máquina de vapor comprada al fabricante inglés Mr. Failot e Hijos.
Esta compañía se mantuvo en activo hasta 1864 y, según un anunció de a propia compañía publicado en El Clamor Público, en ese mismo año para la contratación de personal, los mineros tenían que permanecer como mínimo seis meses consecutivos y no podían ausentarse de la mina sin permiso del capataz. Su jornada laboral se prolongaba por espacio de doce horas recibiendo once reales de vellón por cada jornada. Debían vivir en la barriada de la mina y pagaban un pequeño alquiler mensual por la habitación que ocupaban. Asimismo, la empresa les 78 facilitaba los víveres que compraban en el propio almacén de la mina aunque también podían adquirir mercancías en los puestos ambulantes que se acercaban hasta la explotación.
De la misma manera, contaban con un servició médico. Si el obrero sufría un accidente nvoluntario durante su trabajo tenía derecho a la asistencia médica y a la mitad del jornal por espacio de tres meses. Si el trabajador enfermaba por otras causas tan solo recibía la asistencia sanitaria. Finalmente, la empresa no olvidaba las necesidades espirituales de sus empleados y ponía a su disposición la capilla y el clérigo para que los domingos y fiestas mayores del año tuvieran asegurada la celebración de la santa misa. La empresa gratificaba a aquellos mineros que habían trabajado los seis meses ininterrumpidamente con 180 reales además de devolverles el alquiler satisfecho por la habitación.
Durante el periodo en el que Sociedad Minera Unión y Constancia estuvo al frente de esta mina trabajó un filón de 800 m de longitud mediante un pozo de 43 m de profundidad y dos niveles de extracción. Con posterioridad, entre 1909 y 1914 y según diversos estudios, una compañía francesa asumió la explotación y profundizó hasta los 200 metros reconociéndose el filón en una longitud de un kilómetro con siete niveles de explotación. Con el estallido de la Gran Guerra se puso fin a la aventura minera de Valdelaplata. 
En la actualidad, se conservan los restos de algunas de las edificaciones dispersos por la zona. En todos los casos, se tratan de construcciones sencillas, realizadas con la técnica de la piedra seca y luego encaladas. Los vanos parece ser que eran de medio punto y de todos estos restos destacan las ruinas del malacate y de la propia fundición. En definitiva, unos restos mineros casi desconocidos en su valor patrimonial en cuyo conocimiento se debería profundizar.
CRC…La Historia continúa! 

jueves, 3 de enero de 2013

Dosmiltrece, VINI BEBE VINCI

 La tarde auguraba una larga noche...
 Cada uno a lo suyo, a las 7 de la tarde empezamos a preparar la cena.
 


 ¡Esta era una de las muchas cosas que no hubieramos podido hacer en Zaragoza!

 
 ...el resultado más que satisfactorio.
Del resto de la noche nos ahorramos los detalles, simplemente hacemos una mención especial a nuestro fotógrafo fantasma, para el va el titulo de la entrada VINI BEBE VINCI.


CRC…La Historia continúa!