lunes, 7 de noviembre de 2011

Calcena, un pueblo que quiso marcharse al completo.

Crónica de una emigración abortada



En febrero de 1911 reinaba Alfonso XIII y mucha gente salía de España escapando de la miseria. De hecho, había un "Consejo Superior de Emigración" que hacía todo lo posible para evitar la salida del reino. Lo que entonces llamó la atención fue que todos los habitantes de Calcena tomasen tal decisión.
En esa época Calcena tenía 850 habitantes. Contaba con tres cafés, dos tabernas, tres tiendas de ultramarinos, cuatro carpinterías, tres herrerías, tres molinos, dos sastres, tres zapateros, cinco mercerías, una peluquería y un veterinario.

El Alcalde había enviado un oficio al Gobernador "...dándole cuenta del estado miserable en que se encuentran los vecinos de aquel pueblo, todos los cuales, impotentes para resistirla por más tiempo, hállanse dispuestos a emigrar en masa a la República Argentina...".
Esto salió en los periódicos y a los gobiernos de entonces no les interesaba tal publicidad por lo que desde el "Consejo General de Emigración" mandaron a una persona para que "...estudie las necesidades del vecindario...". El informe que emitió a sus superiores decía, "...en Calcena reina la más espantosa miseria. Los viñedos que constituían la principal riqueza, están totalmente arruinados. Los braceros del campo carecen en absoluto de trabajo, no hallando medio alguno de subvenir a las más apremiantes necesidades de la vida."
Del suceso se hicieron eco los políticos, la prensa madrileña y regional. Vecinos de Agón, Fréscano, Maella,... escriben a los periódicos de Zaragoza contando su desesperación. Muchas noticias hacen relación a las penurias de Oseja, Purujosa, Pomer, Belchite, Cariñena, Torralba de Ribota,...Los ánimos se van encrespando. En Codos la población se amotinó ante dos recaudadores de impuestos que, protegidos por la Guardia Civil, embargaban los bienes de los pobres vecinos.
Los políticos conservadores y republicanos, con Calcena por medio, se enzarzaron en debates sobre como ayudar a la clase trabajadora, y Calcena poco a poco dejó de salir en los periódicos.
Está claro que el pueblo no emigró. El Ministerio de Fomento prometió iniciar algunas obras públicas, por lo que ante la posibilidad de empezar a ganar un jornal, los indecisos se echaron atrás. Inicialmente, y con 22.000 pts se propuso realizar una repoblación forestal. Pero los montes a trabajar quedaban muy lejos del pueblo. Los calceneros organizaron manifestaciones de protesta que se solucionaron mandando a la Guardia Civil de Tabuenca. Para evitar que el descontento fuera a más se destinaron algunos miles más de pesetas para obras en la carretera.
Con el paso de los días, dejaron de aparecer noticias del pueblo en la prensa y lo que sí parece es que no se fueron. Porque sino ¿qué pintamos aquí?.
                                           

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